La gloria es de Dios

La gloria es de Dios

Lectura bíblica: 2 Corintios

12:6 Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. 12:7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; 12:8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. 12:9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 12:10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

El apóstol Pablo, sin duda alguna, podemos decir que fue un ministro de aquellos que dieron su vida en servicio a la obra de Cristo. Pero como todo hombre hoy en día también hubo tendencia a enaltecerse por lo que Dios hacia en el. Pues, no era para menos sabiendo que donde iba causaba que todos glorificasen a Dios en él.

Gálatas
1:21 Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia, 1:22 y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo; 1:23 solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba. 1:24 Y glorificaban a Dios en mí.

El interior del hombre siempre ha anhelado ser igual a Dios, recibir un poco de gloria puede parecer atractivo en su momento. Pero recibir la gloria que le pertenece a Dios es muerte para aquellos que la roban. Analicemos el caso de Eva.

Génesis
3:3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 3:4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 3:5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

Eva, se vio tentada no porque el fruto era en demasía rico, sino, porque vio que al comer ese fruto sería como Dios. El deseo de robar la gloria de Dios le costo la vida a ella y a Adán. Como también le costo la vida a Herodes quien se atribuyo la gloria de Dios para él.

Hechos
12:21 Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. 12:22 Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! 12:23 Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.

Proverbios
16:18 Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.

Dios en muchas ocasiones tiene que utilizar enfermedad, dolor, pérdida en nosotros para que nos demos cuenta que somos polvo y que la gloria le pertenece a él. Un ejemplo que puede parecer una locura, es la del rey Nabucodonosor; este rey se enalteció en su interior y Dios lo humillo a tal punto que termino como un animal, hasta que reconoció a Dios como el dueño de todo y volvió a recuperar su vida.

Daniel
4:29 Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, 4:30 habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? 4:31 Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; 4:32 y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. 4:33 En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves. 4:34 Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. 4:35 Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? 4:36 En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. 4:37 Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia.

Dios humilla a los que se enaltecen considerándose iguales a él.

Lucas
14:11 Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.

Nunca debemos creernos mas que nuestro maestro; no debemos apartar nuestra mirada de aquel que nos enseña; de lo contrario seremos humillados.

Mateo
10:24 El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.

En todo lo que hagamos debemos reconocer que la gloria es para Dios y que él hace en nosotros todas las cosas. Como así lo reconoció el apóstol Pablo.

1 Corintios
15:9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 15:10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.

Salmos 115

115:1 No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, Sino a tu nombre da gloria, Por tu misericordia, por tu verdad.

Nota: Todo el contenido de esta pagina es obra del Espíritu Santo. Nosotros solo somos administradores de su gracia. 

2 Pe 
1:21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Para mayor información: dario.molina.c@gmail.com 


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