Padecimiento con propósito
Padecimiento con propósito
Lectura bíblica: 1 Pedro
5:8 Sed sobrios, y velad; porque
vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a
quien devorar; 5:9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos
padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 5:10 Mas
el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de
tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.
La verdad es que nadie desea
pasar un mal momento en esta vida. Todos queremos que sea perfecto sin dolor
junto a nuestro Dios; Pensar así es necio de nuestra parte conociendo la
historia de Job.
Job
2:9 Entonces le dijo su mujer:
¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. 2:10 Y él le dijo: Como
suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos
de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus
labios.
En ocasiones actuamos de la misma
forma que la mujer de Job, nos extraña en demasía el mal momento que estamos
pasando. Surgen preguntas como ¿por qué me pasa esto a mi si soy hijo de Dios?
y lo peor es que muchas veces llegamos a renegar contra Dios.
Jeremías
15:18 ¿Por qué fue perpetuo mi
dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí como cosa
ilusoria, como aguas que no son estables?
1 Pedro
4:12 Amados, no os sorprendáis
del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os
aconteciese, 4:13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los
padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os
gocéis con gran alegría.
El padecer no debe parecernos
algo que no viene de parte de Dios, todo viene de él; El sufrimiento es una
camino de ida y vuelta que es necesario que lo transitemos para llegar a la
altura del maestro.
Lucas
22:31 Dijo también el Señor:
Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 22:32
pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
2 Corintios
1:3 Bendito sea el Dios y Padre
de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
1:4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos
también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio
de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 1:5 Porque de la
manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también
por el mismo Cristo nuestra consolación. 1:6 Pero si somos atribulados, es para
vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra
consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones
que nosotros también padecemos.
Una vez que hemos pasado el sufrimiento
vamos a adquirir un poder para consolar a los demás, una facultad que solo Dios
la entrega en ese caminar. Pero en medio de la prueba es difícil consolar
sabiendo que nosotros aún no hemos sido consolados por Dios. Por lo tanto
debemos pasar este padecimiento solos, para que la gloria de Dios se manifieste
en la quietud de nuestro interior.
2 Corintios
2:1 Esto, pues, determiné para
conmigo, no ir otra vez a vosotros con tristeza. 2:2 Porque si yo os contristo,
¿quién será luego el que me alegre, sino aquel a quien yo contristé? 2:3 Y esto
mismo os escribí, para que cuando llegue no tenga tristeza de parte de aquellos
de quienes me debiera gozar; confiando en vosotros todos que mi gozo es el de
todos vosotros. 2:4 Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os
escribí con muchas lágrimas, no para que fueseis contristados, sino para que
supieseis cuán grande es el amor que os tengo.
El propósito de Dios Padre es que
nosotros con los padecimientos podamos llegar a la altura de Jesús. Con esto no
nos referimos a morir en una cruz… sino a conocer el poder que tiene Dios para
sacarnos de cualquier situación difícil en nuestra vida. Y en todos nosotros
los padecimientos actúan de distintas formas.
2 Corintios
4:8 que estamos atribulados en
todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 4:9 perseguidos, mas
no desamparados; derribados, pero no destruidos; 4:10 llevando en el cuerpo
siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús
se manifieste en nuestros cuerpos. 4:11 Porque nosotros que vivimos, siempre
estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de
Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
Cada vez que padecemos por causa
de Cristo, Dios nos otorga mas gloria!
2 Corintios
4:17 Porque esta leve tribulación
momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de
gloria;
Santiago
1:2 Hermanos míos, tened por sumo
gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 1:3 sabiendo que la prueba de
vuestra fe produce paciencia. 1:4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para
que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
Y sin lugar a la duda, Dios nos
enseña que debemos pasar por situaciones difíciles para obtener la apreciada
bendición de parte de su mano. Aunque estemos pasando sufrimientos recordemos
que pronto llegara la bendición y seremos mas que fuertes en Cristo.
Apocalipsis
2:8 Y escribe al ángel de la
iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió,
dice esto: 2:9 Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú
eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino
sinagoga de Satanás. 2:10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el
diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y
tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la
corona de la vida.
Hebreos
11:24 Por la fe Moisés, hecho ya
grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, 11:25 escogiendo antes ser
maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del
pecado, 11:26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los
tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.
Nota: Todo el contenido de esta pagina es obra del Espíritu Santo. Nosotros solo somos administradores de su gracia.
2 Pe
1:21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.