Cara a cara con Dios
Cara a cara con Dios
Lectura bíblica: Éxodo
33:11 Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento;
pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del
tabernáculo.
Antiguamente era mas difícil
mantener una relación cara a cara con Dios, por mucho que se santificasen los
hombres estos eran impedidos por un límite impuesto por Dios a no acercarse a su presencia mas de lo que se
debía.
Éxodo
19:16 Aconteció que al tercer
día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre
el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que
estaba en el campamento. 19:17 Y Moisés sacó del campamento al pueblo para
recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte. 19:18 Todo el monte Sinaí
humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como
el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera. 19:19 El
sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante. 19:20 Y
descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó
Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. 19:21 Y Jehová dijo a
Moisés: Desciende, ordena al pueblo que
no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos.
Esto resulta extraño, entendiendo
que Jehová siempre ha deseado una
estrecha comunión con el hombre, pero nuestro Dios tenia grandes motivos
para marcar su límite entre el pueblo que salió de Egipto; su gran rebeldía era el factor importante que no cumplían para
acercarse a Dios.
Deuteronomio
32:20 Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, Veré cuál
será su fin; Porque son una generación perversa, Hijos infieles.
Hebreos
10:22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe,
purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua
pura.
Gracias a la obra redentora de
Jesús, los limites establecidos por
Jehová, fueron extendidos a los hombres el día que el hijo de Dios entro al
tabernáculo celestial y nos abrió la puerta para que entremos confiadamente al trono de la gracia a
hablar cara a cara con Dios como lo hacemos con nuestros pares.
Hebreos
12:18 Porque no os habéis
acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a
las tinieblas y a la tempestad, 12:19 al sonido de la trompeta, y a la voz que
hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, 12:20
porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el
monte, será apedreada, o pasada con dardo; 12:21 y tan terrible era lo que se
veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando; 12:22 sino que os habéis
acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a
la compañía de muchos millares de ángeles, 12:23 a la congregación de los
primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los
espíritus de los justos hechos perfectos, 12:24 a Jesús el Mediador del nuevo
pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.
Lamentablemente el hombre
mantiene en estos tiempos una distancia con Dios; es contradictorio darnos cuenta que al creador del cielo y de la
tierra, al que formo nuestra vida no le
hablemos ni siquiera una palabra de agradecimiento. Sin duda, algo que nos
da para pensar, el dueño de la tierra
que estamos habitando es rechazado por los hombres.
Romanos
1:20 Porque las cosas invisibles
de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación
del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no
tienen excusa. 1:21 Pues habiendo
conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino
que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
Por lo tanto, imagina el rostro
de Dios cuando te das cuenta que lo hemos rechazado por tanto tiempo; no
rechacemos al creador del universo y acerquémonos
con fe creyendo que él estará ahí para escucharnos y trasladarnos a un
espacio de paz con los que mantienen una relación cara a cara con Dios.
Hebreos
11:6 Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le
hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Tener un encuentro con Dios, es un
cambio de vida, y cuando hablamos de este cambio, queremos decir que todos los rencores, tristezas, y todo lo que enferma
a nuestro cuerpo espiritual es desechado por Dios. Si escudriñamos en los
hechos de los apóstoles vemos a Saulo,
que posteriormente fue el apóstol Pablo; este hombre antes de tener un
encuentro con Dios, estaba lleno de
rencores hacia los demás.
Hechos
9:1 Saulo, respirando aún
amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, 9:2
y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase
algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.
Viendo Jesús que Saulo necesitaba
eliminar los rencores y malos deseos de su corazón, planeó un encuentro divino
con él; es en ese momento que Saulo fue transformado por Jesús, su corazón cambio a tal punto que fue
renovado con el fruto del Espíritu Santo (Paz, misericordia, amor, etc.)
Hechos
9:3 Mas yendo por el camino,
aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor
de luz del cielo; 9:4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo,
Saulo, ¿por qué me persigues? 9:5 El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo
soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
Saulo que después fue el apóstol
Pablo había cambiado. Los rencores y
maldades fueron parte de una vida olvidada.
Gálatas
2:20 Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí.
Nota: Todo el contenido de esta pagina es obra del Espíritu Santo. Nosotros solo somos administradores de su gracia.
2 Pe
1:21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.