Viejo Hombre

Viejo hombre

Lectura bíblica: Efesios

4:22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos.

Es trascendental comprender las palabras inspiradas por el Espíritu Santo a través del apóstol Pablo; él, con su basta experiencia como ministro de Dios, trata de coordinar correctamente la vida espiritual de un hijo de Dios, acomodando así la nueva criatura que somos a un cuerpo que aún sufre consecuencias de la pasada manera de vivir.

1 Corintios
2:12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 2:13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

Nuestro cuerpo es un recipiente que toma forma según la sustancia que depositamos en este mismo, y siendo nuestro cuerpo hoy espiritual debemos desechar toda carnalidad, para acomodar la sustancia espiritual que Dios nos otorga; por este indiscutible motivo no podemos seguir depositando carnalidad en un cuerpo totalmente apartado para Dios.

Gálatas
5:16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 5:17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 5:24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

Lamentablemente si nuestra peregrinación es vacilante, nos hacemos enemigos de la obra redentora de Jesús.

Filipenses
3:18 Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; 3:19 el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.

Romanos
8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.

Difícilmente podemos seguir una trayectoria cómodamente sin despojarnos de la vieja vida que nos destruía aletargadamente; primero, es imperativo entender los resultados adversos de nuestra vida carnal y si es provechoso seguir sujetándonos a las ambiguas actitudes que nos precedían.  

Romanos
6:20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 6:21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 6:22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Entendiendo los resultados de seguir sujetándonos a la vieja naturaleza, ahora es importante comprender que Dios no quiere rastros de esa vida antigua en su templo, que precisamente es nuestro cuerpo; lo que vivamos ahora en la carne debe ser sujeta a las pasiones y deseos de Jesucristo.

Gálatas
2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Lo que experimentemos en nuestro cuerpo carnal solo se debe limitar a los parámetros que Dios ha determinado para nosotros; en esto no solo implica no pecar deliberadamente, sino también el despojo mismo de nuestra forma de conducirnos en la vida, en simples palabras: nuestra personalidad también es un elemento que Dios quiere transformar.

Santiago
4:1 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 4:2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.

Sin mayor análisis de las palabras de Santiago, nos damos cuenta que menciona muchos elementos que hemos arrastrado en nuestra personalidad; no podemos pretender dejar solo el pecado y seguir con nuestra forma antigua de conducirnos. Nuestro carácter debe ser transformado para obtener un completo provecho de nuestra vida como hijos de Dios.

Romanos
8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

2 Corintios
3:18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

Solo nos resta examinar nuestro carácter comparándolo con el de Jesús, y por cierto la voluntad de entender que no podemos permitir enfatizar con nuestra vieja forma de ser, tanto en el pecado como nuestra forma de conducirnos. Dios nos llama a ser como Cristo.

Filipenses
3:12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 3:13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 3:14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Nota: Todo el contenido de esta pagina es obra del Espíritu Santo. Nosotros solo somos administradores de su gracia. 

2 Pe 
1:21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Para mayor información: dario.molina.c@gmail.com




Entradas populares de este blog

El pan mojado

Vida en el sequedal

Multitud o discípulo